sábado, 22 de octubre de 2011

Los cuidados del gato que vive en casa

Mientras que los gatos que viven de forma callejera presentan una esperanza de vida de 2 a 4 años, los que viven dentro de casa tienen una perspectiva de 12-13 años de vida. 
Por otro lado, estos felinos domésticos presentan unas patologías propias de su vida sedentaria.
La mejora espectacular de su esperanza de vida depende básicamente de tres factores: la no exposición a riesgos potencialmente letales (coches, peleas, infecciones víricas, etc.), a su alimentación (continua, sin esfuerzo y de calidad) y a los cuidados sanitarios que recibe.

Pero los gatos que viven dentro de casa, tienen tendencia a padecer determinadas patologías relacionadas con su sedentarismo.
 


Obesidad

De entre las patologías más habituales, cabe destacar la obesidad. El gato que vive dentro de casa apenas está motivado para realizar ejercicio. Suele pasar la mayor parte del día durmiendo o tumbado. Además, no ha de pelearse por el sustento y éste está siempre disponible en su comedero.

La obesidad promueve aún más el sedentarismo, aumenta el riesgo de enfermedades tales como las cardiorrespiratorias, hipertensión arterial, diabetes mellitus, procesos articulares (artrosis, artritis...), disminuye la fertilidad y aumenta el riesgo frente a las anestesias e intervenciones quirúrgicas.

Un gato obeso suele presentar un aspecto desaliñado, un pelaje sucio y despeinado, dado que por su obesidad no es capaz de acicalarse el tercio posterior.

Es importante evitar y controlar la obesidad en los gatos de casa, midiendo la cantidad de alimento que ingiere al día, incitándole a juegos que hagan que se mueva, y proporcionándole un alimento con un nivel bajo en calorías y un nivel moderado de fibra.

Muda continua

La muda del pelo se rige por los fotoperiodos. Los gatos que viven en la calle, sometidos a los cambios de temperatura estacionales y a las horas de luz que marcan las diferentes estaciones del año, pierden menos pelo que los que viven en casa y sólo lo hacen en determinados momentos. El gato que pasa la mayor parte del día dentro de casa está expuesto a más horas de luz natural y artificial, con una temperatura más o menos constante todo el año (en invierno no pasa frío por la calefacción y en verano disfruta del aire acondicionado...) por lo que las mudas no suelen llevar los ciclos naturales ni durar lo habitual. El resultado es que el gato está perdiendo pelo de manera constante durante todo el año.

Por ello es importante favorecer la salud del pelo de los gatos caseros, que están en constante muda, a través de alimentos de alta calidad, digestibles y con ácidos grasos esenciales omega 3 y 6 que favorezcan la salud de la piel, y un pelo brillante y lustroso.





Bolas de pelo

Adicionalmente a esta pérdida constante de pelo, aparece otro signo habitual en los gatos: los tricobezoares o bolas de pelo. El término “tricobezoar” significa bola de pelo (tricos quiere decir pelo en latín). Las bolas pueden presentar, además de pelos, restos de alimento, de secreciones gástricas o restos de materiales vegetales (si el gato ha ingerido trocitos de hierba o de hojas).

Un gato sano se acicala mediante el lamido, se limpia y se cepilla el pelo. Su lengua es rugosa debido a la presencia de una especie de espículas o papilas que actúan como un cepillo, arrastrando el pelo muerto y tragándoselo. El pelo muerto transita por el tracto digestivo normalmente y, o bien es excretado por las heces, o es regurgitado. Ocasionalmente, la excreción de la bola puede ir precedida de una pequeña regurgitación de fluido gástrico o comida, o puede escucharse una especie de tos seca.

En ocasiones, cuando se ingiere demasiado pelo o si el proceso de la digestión se ve alterado por algún problema (trastornos de la motilidad, enfermedades intestinales inflamatorias...), se forman bolas de pelo que se acumulan en el estómago o en el intestino.

Un gato puede ingerir demasiado pelo si padece trastornos conductuales o neurológicos. Los gatos que se aburren se lamen en exceso, llegándose a provocar alopecias y heridas, además de ingerir una cantidad excesiva de pelo. Los gatos que padecen ansiedad se lamen o se mordisquean el pelo continuamente, formándose zonas alopécicas e ingiriendo mucho pelo.

Además de los gatos que presentan las patologías anteriormente citadas, los que viven en casa (y que, por tanto, se aburren y se acicalan más), los de pelo largo o semilargo (Persas o cruces de Persa, Noruego de los Bosques...) o los que conviven con otros felinos y, por ser muy sociables, se acicalan a sí mismos y a los demás, tienden a padecer más la formación de tricobezoares.

En condiciones naturales y los gatos que tienen acceso al exterior o al jardín pueden ingerir hierbas o restos vegetales para favorecer la eliminación de las bolas de pelo.

Como hemos comentado, estas bolas suelen expulsarse normalmente, pero si ello no ocurriera, su presencia en el tracto gastrointestinal puede provocar síntomas tales como vómitos, diarreas o constipación, obstrucción gastrointestinal (en este caso debe someterse a extracción quirúrgica), anorexia, pérdida de peso...

La presencia de bolas de pelo se diagnostica tanto por los síntomas que el gato manifiesta, como por la confirmación de su presencia a través de la ecografía o radiografía. El tratamiento a seguir consiste en la administración de fluidos o medicamentos que mejoren el tránsito gastrointestinal, y por tanto la eliminación de la bola, o bien la intervención quirúrgica para poder extirparla.


Prevención
Para evitar la formación de bolas de pelo se debe:
· Cepillar frecuentemente al gato para eliminar mecánicamente el pelo muerto y evitar que lo ingiera.

· Administrar productos apropiados para la eliminación de bolas de pelo (aunque no siempre son bien tolerados).

· Proporcionar al gato una alimentación altamente digestible, que incorpore fibra, especialmente fibra de avena, que favorece la formación y eliminación de las bolas de pelo.

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